No man in the world has more courage than the man who can stop after eating one peanut.

24 de abril de 2011

Con sabor a cariñito


El lunes pasado me levanté con ganas de cocinar. Algunas veces uno no quiere ni ver la cocina, pero ese día casi no me sacan de ahí. Todo empezó con mi visita a un supermercado chino días antes, andaba con fiebre de cocina, porque vi una receta de dumplings chinos y como son tan ricos me dieron ganas de hacerlos, pero bueno esa es otra historia. La cosa es que andaba buscando los ingredientes de esa receta y terminé haciendo otras dos que ni me esperaba, el ceviche y esta que les presento hoy. El asunto es que estaba de muy buen humor, seguro porque ese día no me tuve que levantar temprano para ir a dejar a mi hijo al kinder y esa hora extra de sueño me cayó bastante bien.

Buscaba en la alacena algo para el almuerzo, y entre latas, granos y pastas me encontré una bolsa de avena. En la casa no somos muy fanáticos de la avena, a veces trato de hacerla en fresco porque es buena para el corazón y a estas edades uno tiene que empezar a cuidarse, pero que va, ahí esta la avena abandonada a la par de los canelones. Pero mi hijo es un genio, y se antojo de galletas.

Tenía talvez unos 10 años de no hacer galletas, que por las dietas, que por las calorías, que por la pereza, pero ese día tuve la excusa perfecta para hacerlas, era un antojito de mi hijo. Entonces nos fuimos al super por las pasas para hacer Galletas de Avena y Pasas.  Y ese mismo día, cuando ya era la hora del café, nos pusimos a hacerlas. Era la primera vez que hacíamos galletas juntos y para mi hijo fue una experiencia increíble porque se dio cuenta que las galletas no solo salen de paquetes. Uso la batidora, llenó todo de harina y por supuesto se comió lo que quedó pegado en las aspas.  Después de tanto tiempo, que rico sentir de nuevo el olor a galletas horneándose. Toda la casa olia demasiado rico, creo que todo el barrio olia así. A puro cariñito.

Les digo con toda honestidad, las galletas no son mi fuerte, pero estas, seguro fue la emoción, las ganas o porque las hicimos con amor, pero quedaron tan ricas, a todo mundo le encantaron. excepto a mi hijo que no le gustaron las pasas, después de que fue quien hizo todo el alboroto, pero igual las disfruto, sin pasas.

A esta misma pasta de galletas pueden ponerle chips de chocolate o nueces en lugar de las pasas.

Y como recomendación final, tienen que comérselas con un buen vaso de leche fría y una gran sonrisa.






Galletas de Avena y Pasas
Sirve aprox. 16 galletas


3/4 taza de margarina (1 barra)
1/2 taza de azúcar blanco granulado
1 taza de azúcar moreno
1 cucharadita de polvo de hornear
2 huevos
1 cucharadita de vainilla
1 3/4 tazas de harina
1 taza de avena en hojuelas
3/4 taza de pasas (se pueden sustituir por cranberries o alguna otra fruta deshidratada)

1. Precalentar el horno a 375 F


2. Con la batidora a velocidad alta, cremar la margarina por 1 minuto. Agregar azúcar blanco y azúcar moreno y la vainilla, bajar la velocidad a media, batir hasta que este cremoso. Agregar huevos uno a uno.

3. Agregar a velocidad baja los ingredientes secos, raspando el tazón ocasionalmente. Batir hasta que todo este incorporado.

4. Con una cuchara de madera incorporar avena y pasas.

5. En una bandeja para galletas colocar la mezcla por cucharadas a una distancia de unos 4 cm una de otra.

6. Hornear por aproximadamente 15 minutos, hasta que esten doradas.

7. Sacar del horno y pasar las galletas a otra bandeja para que se enfrien, con mucho cuidado porque salen muy suaves.



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