No man in the world has more courage than the man who can stop after eating one peanut.

10 de abril de 2011

Todo depende del suspiro

Dicen aquellos que son muy románticos que un suspiro es un beso que se piensa pero que nunca se dió...

Yo en lo personal no soy muy fanática de ese tipo de suspiros, como uno se va a quedar en ese estado, antojado de un beso, si un beso no se niega, menos se piensa, simplemente se da. Claro, tampoco es que nos vamos a andar besuqueando con medio mundo por la calle, así no mas, jamás, de eso no se trata. Estamos hablando de los besos que se dan con amor.

Se acuerdan cuando uno era chiquitito y se caía, llegaba la mamá y si estaba de buenas le daba a uno un besito y lo consolaba. O los besos que la mayoría de las abuelas nos daban cuando lo salvaban a uno de alguna torta. O los besos antes de acostarnos, para soñar con los angelitos cuando a nos metían debajo de las cobijas. El primer beso de un chiquillo que nos gustaba. A las que somos mamás, el primer beso que uno le da a un bebe que acaba de nacer.  El primero beso que nos dan nuestros hijos...

Creo que es inevitable no suspirar. (suspiro)

Pero mejor suspiremos por todos los besos que hemos dado, por todos los que vamos a dar, por los que nos han dado. Por los besos dulces que saben a chupa chupa, por los besos tiernos, por los besos apasionados. Por esos si vale la pena suspirar. Suspiremos por los besos ricos nada mas.

Así como hay besos de besos, hay suspiros de suspiros, y mejor seguimos hablando de aquellos que son dulces. Quien iba a decir que hay algunos suspiros que se pueden comer y que de paso saben tan rico...








Suspiro limeño
Adaptada de la página de recetas Nestle
Sirve 6 porciones

1 lata de leche condensada
1 lata de leche evaporada
5 yemas
1 cdta esencia de vainilla
1 taza de azúcar
½ taza agua
3 claras
canela en polvo para decorar


1. Colocar la leche evaporada y la leche condensada en una olla a fuego lento. Cocinar por 50 minutos, revolviendo constantemente hasta obtener una consistencia cremosa. No dejar que hierva.

2. A fuego lento agregar las yemas batidas y la esencia de vainilla.  Revolver hasta que todo se incorpore, sin dejar que las yemas se corten. Retirar del fuego y dejar enfriar.

3. Aparte hacer un almíbar de hilo. Para hacer este almíbar mezcle el agua con el azúcar, hervir a fuego medio sin dejar de revolver por unos 7 minutos aproximadamente. Para comprobar que ya esta a punto de hilo se introduce una cuchara y el almíbar tiene que caer despacio en un hilo.

4. Para hacer el merengue: batir las claras a punto de nieve y agregar el almíbar poco a poco. Seguir batiendo hasta que este tibio.

5. Colocar la crema en dulceros o copas y decorar con el merengue y canela en polvo. Enfriar por unos 20 minutos y servir.

 
El gordillo a punto de atacar un suspiro limeño




0 comentarios:

Publicar un comentario